viernes, 14 de agosto de 2009

Sólo puedes saludar a tus amigos


Sólo puedes saludar a tus amigos por carta. Ya todos partieron y tú te quedaste sola con tus vecinos. “¿Hay algún problema con el ascensor?”. “¿Acaso la puerta de la conserje?”.
Habitamos un edificio viejo y mi familia es de las más antiguas. La mayoría viene de Catia y en su ascenso social ha llegado a mi urbanización. Manejan zapaterías o tiendas de electrodomésticos en el centro de la ciudad. Son todos muy sociables. Conversan en los pasillos, se reúnen en el parquecito del estacionamiento, las señoras van juntas a misa.
Yo hablo poco. No me detengo en los pasillos, no bajo al parque, no voy a misa. Estoy, sí, muy pendiente del futuro de los cuartos de la basura. Allí, en el que me corresponde, guardo mi atestado.





NOTA: Este relato es inédito.

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